En las anteriores sesiones habíamos hablado de la flora del barrio y dado el interés de les participantes, para esta trajimos libros sobre esta temática.

A partir del atlas de “les comarques valencianes” nos adentramos en la relación cultural y medioambiental, en cómo el entorno influye en sus seres y por ende en nosotres y a la inversa. Reflexionamos sobre la fauna y flora de la Comunidad Valenciana, de València y de Ruzafa. Pensamos qué seres hemos visto, qué árboles, qué vegetación, qué insectos, etcétera, y nos acordamos del escarabajo que apareció en la puerta hace unos días, así como de la propia Pepita.

Con plastilina jugamos a inventar animales reales e imaginarios, además acompañamos la actividad con juegos gestuales, para adivinar qué somos. Jugamos a adivinar seres conocidos, reales o irreales, desde un pokemon hasta una comerciante del barrio.

Hacernos conscientes del lugar compartido y situarnos es fundamental para saber en qué lugar, en qué barrio vivimos.

Los días han pasado y una vez conocido el lugar que ocupamos o transitamos les niñes se preguntan por el sentido del proyecto, dado que la historia del lagarto pasó hace tiempo a un lugar secundario.

Les explicamos que el objetivo del proyecto es el conocimiento del barrio y que estamos llegando a su fin, por lo que necesitamos de su ayuda para exponer a través de una muestra lo vivido y descubierto del barrio.

Así recogemos ideas que aportan elles para la muestra, como: un desplegable con personas del barrio en la pared, el uso del trueque reflexionado a lo largo de algunas sesiones, hacer elementos que atraigan a la gente a entrar a la exposició, crear una estructura para poner los sitios del barrio en forma de cobertizo, crear un castillo y dejar el barrio en cartón, dejar la casita-refugio construida anteriormente para jugar y hacer un puesto de venta de materiales creados por elles.

Comenzamos a hacer el desplegables y las personas que hemos conocido y que son ahora para ellas de referencia del barrio. 

Paralelamente comienzan una bandera del barrio y hacen diferentes aportaciones en un papel contínuo que se recogen recortadas.

El propio espacio, la sala de la biblioteca, ya apropiada por elles, comienza a transformarse en un espacio expositivo en el que recoger lo aprendido.

El cartón finalmente se ha convertido en un soporte múltiple, polédrico y posibilitador para plasmar nuestra relación con el espacio simbólico el barrio, ahora tratan de reconstruir su refugio, su propio espacio de juego, y su propia reivindicación representativa de sus necesidades en el mapa del barrio de Ruzafa.

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